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Xenex, la tecnología no-touch de luz UV-C pulsada al servicio de los hospitales en la lucha contra las enfermedades nosocomiales

Xenex, la tecnología no-touch de luz UV-C pulsada al servicio de los hospitales en la lucha contra las enfermedades nosocomiales

Un problema global reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en hospitales y centros de atención de salud son las infecciones nosocomiales, también conocidas como infecciones intrahospitalarias (HAIs, del inglés ‘healthcare-associated infections’), que son causadas por bacterias, virus y hongos.

Entre los microorganismos responsables se encuentran bacterias como Acinetobacter baumanii, Clostridium difficile Multirresistente, Klebsiella pneumoniae resistente a antibióticos betalactámicos (BLEE) y Staphylococcus aureus resistente al antibiótico meticilina (SARM), que pueden hospedarse en superficies hospitalarias, equipos médicos, catéteres y manos del personal sanitario. Además, hongos como Aspergillus y Candida spp., así como virus como el SARS-CoV-2, responsable de la pandemia de COVID, también pueden persistir en sistemas de ventilación, suelos y dispositivos médicos, contribuyendo a la propagación de las HAIs.

Estas HAIs forman parte de la carga microbiana ambiental de un hospital, de forma permanente o transitoria, se adquieren durante la hospitalización y/o no están presentes (o en periodo de incubación) dentro de las primeras 48-72 h o 3 días después del ingreso del paciente en el hospital. Esto impacta negativamente en la calidad de vida de los pacientes, quienes requieren grandes cantidades de antibióticos y otros medicamentos, aumentando su tiempo de estancia en el hospital, su morbilidad (que es la proporción de personas que enferman en un sitio y tiempo determinado) y la mortalidad (que es la tasa de muertes producidas en una población durante un tiempo dado, en general o por una causa determinada). Además, el incremento de los costes de los servicios de salud públicos y privados a nivel mundial es otro problema derivado de estas infecciones.

Infecciones intrahospitalarias. Imagen de Geroulanos et al. (1991).

Infecciones intrahospitalarias. Imagen de Geroulanos et al. (1991).

Este problema afecta tanto a países en vías de desarrollo como a países avanzados, pero no de la misma forma. En los países de ingresos bajos y medios, las dificultades son mayores por el deficiente estado de las infraestructuras, y por problemas relacionados con la higiene y el saneamiento. La tasa de prevalencia, que se define como la probabilidad de que una enfermedad se desarrolle en un grupo de pacientes expuestos en relación con un grupo de pacientes no expuestos, es hasta un 30% mayor en los países de ingresos bajos y medios que en los países de ingresos más altos. Además, en la actualidad, más del 40% de las hospitalizaciones por HAIs se notifican en América Latina, África y Asia, y en la UCI es 3 veces más probable que un paciente adquiera una HAIs.

Otro problema que ha aumentado en las últimas décadas, considerándose un problema de salud pública, es la conocida resistencia a los antimicrobianos. El uso excesivo, y muchas veces automedicado, de antibióticos ha provocado la aparición de bacterias multirresistentes. Esto ocurre porque los microorganismos tienen la capacidad de transferir su inmunidad bioquímica, es decir, que son capaces de transferir a otros microorganismos pequeños fragmentos circulares de ADN, también conocidos como plásmidos, y que confieren a otros microorganismos la resistencia contra medicamentos específicos (es decir, antibióticos, antifúngicos, etc.). Hay publicada una simulación realizada hasta el año 2050 sobre el aumento de la resistencia a los medicamentos para 6 patógenos concretos, prediciendo 10 millones de muertes relacionadas con el incremento de la resistencia frente a los antimicrobianos, y un sobrecoste económico global de 100 billones de dólares.

Se estima que en 2050 habrá 10 millones de muertes relacionadas con la resistencia a los antimicrobianos (AMR, del inglés ‘Antimicrobial resistance') en todo el mundo (A), en contraste con otras enfermedades y fuentes de mortalidad (B).  Figuras obtenidas de O’Neil (2016).

Se estima que en 2050 habrá 10 millones de muertes relacionadas con la resistencia a los antimicrobianos (AMR, del inglés ‘Antimicrobial resistance') en todo el mundo (A), en contraste con otras enfermedades y fuentes de mortalidad (B).  Figuras obtenidas de O’Neil (2016).

Las HAIs están clasificadas en 14 tipos, siendo las más comunes las asociadas a contaminaciones cruzadas por dispositivos médicos o por los propios sanitarios, y las Infecciones Quirúrgicas. Estas son infecciones de heridas que se producen dentro de los 30 días tras la cirugía o después de 1 año de la colocación del implante o la prótesis, y la mayoría de ellas se deben a patógenos con resistencia a antimicrobianos. Es por ello que las buenas prácticas de los sanitarios juegan un papel muy importante en reducir la transmisión de patógenos de paciente a paciente, así como reducir al mínimo la suciedad y la contaminación en los hospitales. Una adecuada limpieza y desinfección hospitalaria es fundamental para el correcto funcionamiento de los servicios sanitarios, así como para el control y la prevención de las HAIs.

Importancia de la correcta limpieza de los entornos hospitalarios, incluyendo los sistemas de ventilación. Imagen de Geroulanos et al. (1991).

Importancia de la correcta limpieza de los entornos hospitalarios, incluyendo los sistemas de ventilación. Imagen de Geroulanos et al. (1991).

Una constante evaluación y seguimiento de los métodos de limpieza, de las dosis de los desinfectantes, y de los controles microbiológicos de las superficies, son piezas fundamentales para reducir la incidencia de enfermedades nosocomiales. Teniendo en cuenta que los microorganismos patógenos pueden permanecer de forma prolongada (días o meses) en el entorno que rodea a un paciente, es importante añadir a la limpieza métodos alternativos e innovadores de desinfección que refuercen dicha limpieza de superficies, siendo el más rápido y eficiente el de las desinfecciones con luz ultravioleta (UV), una radiación electromagnética con más energía que luz visible pero menos que los rayos X.

Existen 3 tipos de luz UV: desde la más energética (UV-C), hasta las menos energéticas (UV-B y UV-A). La luz UV-A y UV-B atraviesan la atmósfera incidiendo sobre los seres vivos (95% UV-A; 5% UV-B), y la luz UV-C es totalmente absorbida en la ozonosfera, no llegando, por suerte, a la corteza terrestre, pues de otra manera la vida sería imposible en ésta. En exposiciones moderadas la luz UV-A y UV-B tiene relevancia en la capacidad de absorción de Vitamina D, y los melanocitos, unas células que cambian de color al exponernos a luz UV, protegen las células de mayores daños a cambio de ponemos morenitos. En exposiciones mayores la luz UV-A, UV-B, y sobre todo UV-C (proveniente de lámparas artificiales), se absorbe a nivel del material genético (ARN y ADN), provocando mutaciones irreversibles, dímeros de pirimidinas (bases nitrogenadas que forman parte del material genético), rotura y fotohidratación de los ácidos nucléicos; y a nivel celular, se producen uniones entre proteínas, roturas de paredes celulares y lisis de membranas celulares. En otras palabras, este es un método de desinfección perfecta, dado que una exposición a corta distancia de lámparas UV-A y UV-B se usan en carnicerías, campanas de flujo laminar y en pasillos de hospitales para prevenir la contaminación de gérmenes. Sin embargo, en mayores superficies (Quirófanos y UCI, por ejemplo), es necesario una luz UV con una longitud de onda con mayor capacidad germicida: La UV-C.

La mayoría de los equipos actuales de emisión de Luz UV contienen en sus lámparas gas Mercurio, que por ser neurotóxico está prohibido por la Organización Mundial de la Salud, en desuso Mundial desde que 147 países firmaran el Convenio de Minamata de 2012, y con obsolescencia programada en la Unión Europea para 2025-2027, dado que existe una moratoria Europea desde 2022 para prohibir su venta. Sin embargo, el Sistema de luz UV ofrecido por la empresa norteamericana Xenex Disinfection Services (cuyo Partner en exclusividad en España y Portugal es la empresa de limpieza CLECE, S.A.: venta, soporte técnico local y mantenimiento de equipos), emite luz UV-A, UV-B y sobre todo UV-C de altísima intensidad, a través de arcos eléctricos en sus lámparas de gas Xenon. La principal ventaja de Xenex frente a otros sistemas de desinfección luz UV es que sus lámparas no contienen gas Mercurio. Además las lámparas de Mercurio son muy ineficientes porque requieren un calentamiento previo, consumiendo mayor energía y reduciendo el número posible de habitaciones y quirófanos a ser desinfectados.

Xenex Light-StrikeTM PX-UV. El código QR está vinculado a la página de XENEX creada por CLECE www.xenexbyclece.es. Imágenes propiedad de CLECE.

Xenex Light-StrikeTM PX-UV. El código QR está vinculado a la página de XENEX creada por CLECE www.xenexbyclece.es. Imágenes propiedad de CLECE.

Xenex ha sido el primer y único robot de desinfección autorizado como equipamiento médico por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (la famosa FDA, del inglés, ‘Food and Drugs Administration’), y actualmente se encuentra en más de 1200 hospitales del mundo, incluyendo la conocida Clínica Mayo o el MD Anderson Cancer Center de Houston; y en España se encuentra en 41 hospitales, incluyendo entre otros el Hospital Universitario de Bellvitge (Barcelona), el Hospital Universitario y Politécnico La Fe (Valencia), o el Hospital Universitario de Puerto Real (Cádiz), donde se están consiguiendo muy buenos resultados.

A través de colaboraciones con los sanitarios de estos centros, más de 40 publicaciones científicas han visto la luz, avalando la efectividad de este equipo en la reducción de patógenos y prevenir las HAIs. Entre los microorganismos patogénicos estudiados se encuentran bacterias multirresistentes (tales como Klebsiella pneumoniae y Escherichia coli BLEE, Clostridium difficile toxigénico, Pseudomonas aeruginosa multirresistente, SARM, etc.; hongos y levaduras (Aspergillus spp. y Candida spp., entre otros); y virus de todo tipo como el coronavirus o el virus ébola. Los efectos derivados de eliminar estos microorganismos patógenos para el ser humano, son: reducir el tiempo medio que el paciente tiene que estar de estancia en el hospital y con ello, los costes extras asociados a la sanidad, y por supuesto, mejorar la esperanza de vida de los pacientes.

Este equipo no sólo actúa en la realidad, sino también en la ficción hospitalaria como hemos visto en la decimosexta y decimoséptima temporada de la serie Anatomía de Grey; temporadas muy delicadas ya que transcurren en plena pandemia en el año 2020/2021, y el Hospital Grey Sloan Memorial no iba a ser menos… también fue azotado por el COVID en plena pandemia. Durante el rodaje, los protocolos de seguridad se cumplieron de forma exhaustiva, realizando RT-PCR tres veces a la semana a todos los actores y actrices, cambiando las lentes de las cámaras, y utilizando los EPIs necesarios. Por suerte los sanitarios y sus pacientes, con el aval de los ficticios doctores Richard Webber y Miranda Bailey, contaron con este innovador aliado en sus instalaciones para luchar contra el COVID, y para verlo en acción ya no es necesario viajar a Seattle, lo podéis ver en muchos hospitales de nuestras ciudades.


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Autor Juan de Dios Franco Navarro

Biólogo científico doctorando en IRNAS-CSIC, padre de dos preciosas niñas, y mecenas de #LaCafetera, #HiddenNature, #Astrobitacora y #NoviembreNocturno

Autor Celia Sánchez-Hurtado

CLECE-Hospital Universitario Clínico de San Cecilio (Granada).


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