David Bruce – Descubridor de la Brucelosis y otras enfermedades tropicales

David Bruce nació en Melbourne, Australia el 29 de mayo de 1855. A la edad de cinco años se mudan a Escocia de donde era originario su padre, ahí termina la escuela, años después ingresa a la Universidad de Edimburgo con la intención de estudiar Zoología, pero al final se decidió por Medicina. Se gradúa en 1881 en medicina con master en cirugía.

Tuvo una breve carrera en la práctica general en Reigate, donde conoció y se casó con Mary Elizabeth Steele, que se convirtió en su mano derecha. Pero no le gustaba la práctica general, se unió al ejército en 1883 obteniendo altas notas en exámenes que le fueron aplicados para ingresar al Servicio Médico del ejército inglés y al año siguiente fue enviado a la Isla de Malta para ocupar el cargo de cirujano capitán de la armada británica.

Foto de David Bruce

David Bruce

Al llegar a la isla de Malta Bruce vio que los soldados británicos presentaban un cuadro de “fiebre ondulante” (denominada así porque la fiebre era de ocurrencia periódica) con malestar y dolores de cabeza, que podía durar meses, e incluso llegaba a ser fatal. Al analizar el bazo obtenido de las autopsias realizadas a los soldados fallecidos, descubrió que las personas adquirían esta enfermedad al tomar leche contaminadas de cabras, encontró un microorganismo que denominó Micrococcus melitensis (desde 1920 nombrada Brucella melitensis en su honor) causantes de la fiebre de Malta o del Mediterráneo. También demostró el alto grado de capacidad del microorganismo para producir la enfermedad y su diseminación a los diferentes órganos en un individuo infectado. En las siguientes décadas se desencadenó el descubrimiento de varios microorganismos relacionados con este.

Posteriormente se traslada a Inglaterra para estudiar un año bacteriología con Robert Koch en Berlín, seguido de una gira como profesor asistente de patología en Netley, al principio con William Aitkin y más tarde con Almroth Wright. Posteriormente fue editor del Journal of the Royal Army Medical Corps.

En 1895 Bruce llega a Sudáfrica a estudiar una enfermedad que atacaba a los caballos y bueyes traídos de las planicies, agonizando de una enfermedad que los lugareños llamaban la “nagana” o “espíritu deprimido”. Al examinar la sangre de unos de los caballos enfermos Bruce observó como entre los glóbulos rojos se encontraban microorganismos que atacaban a las células sanguíneas. David descubrió que se trataban de tripanosomas (Trypanosoma brucei) y se interesó por saber cómo se transmitía de un animal enfermo a otro sano.

Trypanosoma brucei entre glóbulos sanguíneos

Trypanosoma brucei entre glóbulos sanguíneos

Cuando estalla la segunda guerra de los Bóeres los Bruce se encontraban en Ladysmith, en compañía de otros nueve mil ingleses, tuvieron que abandonar su estudio de la nagana para ayudar al ejército en su lucha contra la fiebre tifoidea. Después de estar dos años en Ladysmith se le pidió que continuara investigando las enfermedades que agobiaban en África, las cuales estaban en aumento y habían producido la muerte de ciento de miles de personas en Uganda.

En 1903 la Real Sociedad envió, finalmente, una comisión formada por tres investigadores que embarcaron a Uganda para estudiar la enfermedad del sueño. Al llegar comenzaron examinando la sangre y el líquido cefalorraquídeo de los enfermos. Cada uno de ellos se formularon ideas acerca de lo que podría estar causando esta enfermedad: uno estaba casi seguro de que la causa de las muertes era un gusano largo y extraño que encontró en la sangre de los enfermos, el otro aún no tenía una opinión y el tercero era Aldo Castellani, que había planteado que esta enfermedad la causaba un estreptococo. La curiosidad de Castellani lo llevó a continuar observando el líquido cefalorraquídeo de los enfermos, con el fin de encontrar estreptococos. Un día Castellani descubrió algo inesperado, vio un tripanosoma muy parecido al que Bruce había encontrado en la sangre de los caballos atacados por la nagana. Castellani siguió observando, y encontrando más tripanosomas en el líquido cefalorraquídeo, así como también en la sangre de media docena de hombres condenados a una muerte segura.

Pero no convencido de esto Castellani junto con Bruce y otros investigadores analizaron el líquido cefalorraquídeo de pacientes enfermos. Bruce fue el primero en observar los tripanosomas bajo el microscopio y notó que eran de un tipo muy parecido a los que había descubierto en la sangre de los caballos atacados por la nagana. Al poco tiempo Bruce demostró que dicho tripanosoma eran los mismos que causaban la nagana (T. brucei) y eran la causante de la enfermedad del sueño y que la mosca tse-tsé o Kivu como la conocían localmente (Glossina sp.) era la portadora del parásito, la distribución de la enfermedad se correspondía con la de la mosca. Pero Bruce se cuestionaba si estos tripanosomas también pudiesen encontrarse en personas sanas, y se da la tarea de examinar el líquido céfalo raquídeo de pacientes con toda clase de enfermedades, a excepción de la del sueño. El resultado fue negativo, todos los pacientes examinados estaban libres de tripanosomas. Ahora convencidos Castellani y Bruce de que los tripanosomas eran los causantes de la enfermedad del sueño.

De 1900 a 1902 fue miembro de una comisión en Sudáfrica que investigó los orígenes de la disentería en este campo y su relación con la fiebre entérica. Presidió la Comisión de Fiebre del Mediterráneo, que se celebró desde 1904-1906.

Durante la Primera Guerra Mundial, Bruce fue comandante de la Royal Army Medical College, en donde continuo su trabajo científico como presidente del comité sobre el tétanos y después presidente para el estudio de la fiebre de trincheras.

Se le otorgó un título de caballero en 1908. En 1915 le otorgan la medalla Leeuwenhoek y en 1922 la Medalla Buchanan. En 1919 se retiró del servicio y se convirtió en presidente del Instituto Lister en Londres, donde permaneció hasta su muerte el 27 de noviembre de 1931. Las universidades y las sociedades le concedieron muchos honores.

Bruce pidió que en cualquier trabajo se reconociera el apoyo de su esposa, ya que lo acompañó a cualquier lugar inimaginable, apoyándolo incansablemente en todas sus investigaciones, fue coautora en 30 de las 172 publicaciones de Bruce. En su lecho de muerte, abrumado por la pérdida de su esposa expresó:

Si alguna noticia de mi trabajo científico se da cuando yo me vaya, me gustaría saber que Mary ha recibido tanto crédito como yo

 

Referencias bibliográficas:

  • Bruce D. 1887. Note on the discovery of a microorganism in Malta fever. The Practitioner 39:161-170.
  • Ledermann W. 2015. Un tributo al género: abnegadas esposas de intrépidos investigadores. Rev Chilena Infectol 32 (6): 697-702.
  • Noble J.E. 1967. The David Bruce Laboratories 25th Anniversary. Journal of the Royal Army Medical Corps 113:208-212.
  • Paul de Kruif. Cazadores de microbios. Ediciones Nueva Fénix. 86-94.
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