Un vecino magrebí repudiado por todos

Un ejemplar de arruí macho

Un ejemplar de arruí macho

Hablaré sobre un caso de inmigración como bien habrán podido advertir ya en el título. Prometo no hablarles sobre los “asaltos” a la valla de Melilla, el empobrecimiento de los países del norte de África ni sobre la frontera Schengen. Cada cual de nosotros tendrá una lectura diferente de este fenómeno y nada más lejos está mi pretensión de aleccionar a nadie en un tema ajeno al que aquí hoy me trae.

El vecino que me obliga a hablar de inmigración tiene nombre bereber, pero habita entre nosotros. Su nombre es Ammotragus lervia, pero en el vecindario es conocido con el nombre de aoudad o arruí. En efecto, el inmigrante no es otro que este bóvido de pelaje rojizo y curvada cornamenta que deambula por nuestros riscos.

Así, allá por la década de los 70’s del pasado siglo y como consecuencia de la creciente demanda de nuevas especies cinegéticas de caza mayor. En este caso, España seguía la corriente generalizada en toda Europa desde mediados del siglo XX en que los cazadores buscaban cobrarse la pieza más extraordinaria y extravagante de cuanta fauna estuviese al alcance de sus bolsillos, siendo este el contexto histórico en que se introduce en “nuestra tierra de conejos” además de nuestro protagonista, su primo hermano, el muflón (Ovis orientalis).

Aunque la introducción del arruí se realizó en primera instancia en el murciano Parque Natural de Sierra de Espuña a partir de ejemplares venidos tanto del Zoo de Casablanca como del de Francfort, éstos se expandieron rápidamente debido a la ausencia de depredadores, la abundancia de comida y a la alta tasa de natalidad derivada de éstos, lo que les llevó a colonizar las vecinas sierras del Cambrón y del Gigante. Empero, el caso más polémico de introducción lo encontramos en el archipiélago de las islas afortunadas, en concreto en la isla de La Palma, donde se introdujo a la par que en el resto de la geografía española. Concretamente, se introdujeron en la zona norte de la ínsula con graves consecuencias para la flora autóctona, donde las poblaciones de escobón (Chamaecytisus proliferus) se han visto mermadas en las últimas décadas, tal y como publicaron investigadores de la Universidad de la Laguna en Biological Conservation en el año 2011.

La población de arruí se estima hoy día en unos 300 individuos localizados en el Parque Nacional de Caldera de Taburiente, donde cualquier tipo de caza está prohibida, pero donde se produce una grave disputa entre colectivos de cazadores y biólogos. De esta forma, los biólogos piden que sea erradicada esta especie de la isla, dado el grave daño provocado sobre la flora autóctona local, mientras que por el otro los cazadores se resisten a rechazar el monto  económico que supone abatir a un ejemplar que se escapa de la zona del Parque Nacional. Con todo ello, el cabildo autorizó en varias ocasiones la erradicación de este artiodáctilo, pero lo escarpado del terreno y la inaccesibilidad de algunas zonas han puesto trabas más que suficientes de cara a localizar a los ejemplares, con lo que se ha tenido que permitir en los últimos años cazar individuos de arruí de manera selectiva para controlar la población de los mismos en La Palma, mecanismo que hasta el momento tampoco está dando buenos resultados por las dificultades anteriormente citadas.

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