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Taenia (Solitaria)

Taenia (Solitaria)

Dentro del género Taenia se recogen un grupo de gusanos planos alargados del filo Platelmintos y clase Cestodos, más conocidos como “solitarias”. Su nombre deriva del griego tainía que significa cinta, haciendo referencia a su forma fina y alargada, pudiendo llegar a medir de 4 a 12 metros. Son parásitos causantes de la teniasis, si se encuentra en fase adulta, o cisticercosis, si está en la fase larvaria. De su fase larvaria a adulta parasitan a diferentes hospedadores, aunque sólo en el caso de T. saginata y T. solium el huésped final es el humano, por lo que serán los protagonistas de este artículo.

Morfología

Su cuerpo está dividido en segmentos, pudiendo diferenciarse en tres partes: escólex o cabeza, cuello y estróbilo. En ésta última se encuentra un conjunto de anillos denominados proglótides, que tienen un grado de madurez en gradiente, cuanto más alejados de la cabeza, más maduros son. En los anillos más inmaduros no se observan los órganos genitales, pero en los maduros se encuentran genitales tanto masculinos como femeninos. En el momento en el que se ha producido la fecundación y empiezan a acumularse huevos en la proglótide, se dice que ha llegado a su fase grávida y, en este punto, se libera del cuerpo para ser expulsado por las heces para parasitar nuevos huéspedes. Los huevos se enquistan formando un cisticerco, consiguiendo sobrevivir un tiempo considerable en las heces o en la vegetación sobre la que caigan.

Durante todo el periodo de maduración de sus proglótides, la Tenia adulta se ancla a las paredes del intestino del huésped gracias a unas ventosas que poseen en el escólex. Carecen de tubo digestivo, pero su tegumento (que es como su “piel”) tiene microvellosidades por las que secretan compuestos que pueden degradar los tejidos del intestino absorbiendo el alimento.

Ciclo de Vida

El ciclo comienza con la infección del intermediario, que será la vaca en el caso de T. saginata y el cerdo para T. solium. Para producirse la infección deben alimentarse de vegetación contaminada con huevos del parásito.

El huevo, una vez dentro del hospedador, atraviesa las paredes del intestino y viaja por la circulación hasta otros órganos, tejido muscular o incluso tejido nervioso. Se enquista para sobrevivir durante otro largo período, activando procesos que le permiten “esquivar” al sistema inmune del huésped.

Cuando nos comemos la carne de estos huéspedes intermedios sin cocinarla lo suficiente, como el caso del carpaccio, ingerimos la larva enquistada. En nuestro intestino, gracias a la acción de los ácidos biliares y enzimas digestivas, la larva sale del quiste mediante un proceso de evaginación, dejando libre el escólex para fijarse a nuestra pared intestinal.

En 10 o 12 semanas habrá crecido suficiente para ser considerado adulto, comenzando la reproducción, formación de proglótides grávidas y su expulsión mediante las heces a la vegetación o al agua, reiniciando así el ciclo.

 

Contenido ampliado digital

Afección a nivel global

Los efectos en su totalidad son difíciles de estimar debido a múltiples especies que conforman este género y la falta datos de muchos países. En EE.UU. se estiman que menos de 1.000 anuales, pero en zonas menos desarrolladas, como el África subsahariana, se observó que del 4% al 15% de la población analizada había sufrido o sufre de cisticercosis o taeniasis.

Relación con la epilepsia

La cisticercosis, enfermedad producida por los cisticercos de la tenia, aparece muy relacionada con la epilepsia, problemas oculares y neurológicos (neurocistecercosis). La Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó un estudio a nivel mundial donde estimó que cerca del 30% de las personas de cualquier edad que sufrían de epilepsia, también sufrían de cisticercosis.

Prevención del parásito

La OMS recomienda evitar comer carne de vaca o cerdo sin cocinar. Cocinar la carne entre 63ºC y 71ºC imposibilitará la infección.

Es importante el control de la sanidad del agua y de los productos frescos (verduras, frutas, etc.), pues, aunque la carne la cocines, las heces contaminadas con la tenia pueden estar en el agua no depurada adecuadamente así como en frutas y verduras.


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Autor Víctor Pérez Asuaje

Estudiante de Grado en Biología. CEO de Hidden Nature. Socio del Centro de Investigación y Desarrollo de Recursos Científicos - Bioscripts.


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