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¿Qué coches emiten más gases de efecto invernadero?

¿Qué coches emiten más gases de efecto invernadero?

En el seno de nuestra familia en más de una ocasión se habrá suscitado el debate de qué coche es más conveniente comprar. ¿Diesel? ¿Gasolina? ¿Cuál consume menos? ¿Y cuál es más rentable a corto, medio y largo plazo para nuestro bolsillo? ¿Cuál es menos agresivo con el medio ambiente? La verdad es que son pocos los datos contrastados que se aportan al respecto, lo que a menudo viene a acrecentar la confusión entre los usuarios y lectores. Si además, éstos aparecen dispersos, la labor de informarse sobre este tema concreto resulta francamente tediosa.

En septiembre del 2.015 saltó a la opinión pública el escándalo Dieselgate, donde quedó demostrado que la empresa automovilística Volkswagen ocultó los niveles reales de emisiones de gases de efecto invernadero (GEIs) mediante la instalación de un software que alteraba las mediciones. Con ello, Volkswagen obtuvo ayudas y subvenciones de la UE destinadas a la creación de coches menos contaminantes y más respetuosos con el medio ambiente. Una vez establecido el punto de inicio de este texto, vayamos a las fuentes para esclarecer el caso.

Infografía de T&E sobre el efecto de los gases emitidos por coches diésel vs. coches de gasolina.

Infografía de T&E sobre el efecto de los gases emitidos por coches diésel vs. coches de gasolina.

La Federación Europea de Transportes y Medioambiente, más conocida como Transport & Environment (T&E), indicó en uno de sus últimos informes que los vehículos diésel producen un promedio de 3.65 t más de CO2 que sus equivalentes de gasolina durante su vida útil. Por tanto, estos datos desmontan la creencia generalizada de que los coches que utilizan diésel como combustible son una herramienta de transporte que ayuda a mitigar los efectos del cambio climático. Pero, ¿cuáles son las causas por las que los vehículos diésel provocan más emisiones de GEIs? Para empezar, los procesos de refinería para obtener el diésel generan más emisiones de GEIs, ya que requiere de un procedimiento más intensivo y elaborado que el del refinado de la gasolina. Asimismo, la fabricación de motores diésel requiere de más materiales debido al mayor peso de éstos y a la complejidad de la tecnología utilizada. Por tanto, las emisiones de GEIs derivadas de la construcción de los vehículos con motor diésel son superiores a las de aquellos que funcionan con gasolina.

La tecnología diésel representa en la actualidad un 50% del parque de vehículos en la UE (en España, la cifra se eleva hasta el 70%), mientras que en EE.UU. y China el ratio se sitúa entre el 1 y el 2%. Las causas de estas cifras tan dispares en la venta de coches diésel entre el viejo continente y el resto del mundo se deben a las políticas estatales y comunitarias implementadas, que de manera artificial, han favorecido la adquisición de coches diésel frente a los gasolina.

Los impuestos al combustible diésel son en muchos países de nuestro entorno (también en España) significativamente menores que los de la gasolina, lo que abarata el coste de este carburante en las gasolineras, siendo el litro de diésel entre un 10 y un 40% más barato que el de gasolina. Junto a ello, están los límites poco definidos de emisiones de contaminantes del aire que han permitido que los motores diésel emitan muchos más óxidos de nitrógeno (NOX) que los de gasolina (entre 2 y 5 veces más, según fabricante y modelo).

Diferencias entre Ozono troposférico y Ozono atmosférico.

Diferencias entre Ozono troposférico y Ozono atmosférico.

Los gases de nitrógeno (NOX) son cancerígenos para la salud de las personas, tal y como dictó en 2.012 la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero además de eso, en lo que nos atañe en este caso, es que provocan la generación de ozono (O3) a baja altura, también conocido con el nombre de ozono troposférico. A diferencia del ozono estratosférico, que constituye un filtro natural que nos protege frente a las radiaciones solares, el ozono troposférico es considerado ya el tercer gas de efecto invernadero, denotando su importancia. Es decir, un contaminante emergente derivado del tráfico rodado y que se origina a partir de reacciones fotoquímicas complejas, incrementa la influencia de los gases de efecto invernadero ayudando aún más a “caldear” nuestra atmósfera.

Asimismo, el ozono troposférico causa importantes daños a los cultivos agrícolas que varían según diferentes factores, como la edad del mismo; los niveles de incidencia lumínica; la humedad o las condiciones del suelo. Además, los estudios realizados por Vlachokostas indican que el ozono troposférico y los gases de nitrógeno tienen efectos sinérgicos antagónicos sobre los procesos que modelan los sistemas, interactuando de manera impredecible en las comunidades que conforman el agroecosistema.

A tenor de todos los datos aquí aportados, podría parecer que los motores diésel son más contaminantes que los vehículos provistos de motores con gasolina. Una solución a esta situación sería incrementar el uso del transporte público, haciéndolo más accesible, eficiente y asequible para la ciudadanía, implantando medidas que favorezcan que abandonemos el uso del vehículo privado. O por el contrario… siempre nos quedará que alguien te lleve en su bicicleta (como en aquella famosa canción del verano). Podría decirse que la necesidad impone que investiguemos en sistemas más eficientes energéticamente, y la automoción es sin duda la piedra angular de este nudo gordiano.


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Autor Eduardo Bazo Coronilla

Licenciado en Biología. Fue colaborador del grupo de investigación PLACCA (Plantas Acuáticas, Cambio Climático y Aerobiología) en el Dpto. de Biología Vegetal y Ecología de la Facultad de Farmacia (Sevilla). Micófilo


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