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¿Qué nos ocurre durante el sexo?

¿Qué nos ocurre durante el sexo?

Durante el sexo las personas experimentamos una secuencia de cambios físicos y hormonales que comienzan cuando una persona se excita sexualmente. A estas respuestas en su conjunto se les denomina ciclo de respuesta sexual, y están implicados tanto hormonas andrógenas (del griego “andros-” hombre y “-genos” origen) como estrógenas (que proviene de “estrus”, el periodo de fertilidad femenino), que inducen los cambios morfológicos.

Fase de excitación

En esta fase comienzan los cambios hormonales como respuesta a la información sensorial que percibimos como excitante.

Tanto hombres como mujeres experimentan un aumento de la tensión muscular, frecuencia cardiaca, presión arterial y vasocongestión. De esto derivan una serie de cambios morfológicos como la erección del pene y del clítoris, aumento de tamaño de testículos y senos y, comienzo de la lubricación vaginal por las glándulas de Bartolino.

La estimulación sexual autorrealizada o durante el sexo provoca la liberación de neurotransmisores que despiertan la respuesta sexual. La estimulación en el clítoris, vagina y el glande activan regiones cerebrales en el sistema límbico (un área encargada de regular las emociones, memoria e instintos sexuales), así como la activación de la síntesis de el óxido nítrico; un neuroregulador de las contracciones musculares en ambos órganos sexuales íntimamente relacionado con los estrógenos y andrógenos. Existen más neurotransmisores dependientes del óxido nítrico, como la dopamina o la serotonina, relacionados con el deseo sexual, la eyaculación o reflejos genitales.

Los estrógenos y andrógenos desempeñan un papel fundamental en la respuesta sexual. En mujeres, los estrógenos y los andrógenos parece ser que actúan en conjunto para potenciar la excitación. Por esta razón, existen reportes acerca del aumento del deseo sexual en las mujeres durante las fases folicular y ovulatoria del ciclo menstrual, ya que coinciden con un aumento de estrógenos. Por otro lado, la ausencia de andrógenos (como testosterona) ha demostrado que conduce a la pérdida del líbido en mujeres.

En hombres, pese a que el líbido siempre ha sido asociado con los andrógenos, los estrógenos parecen potenciar el comportamiento psicosexual y mejorar la fertilidad. Por ejemplo, el estradiol, el estrógeno predominante, estimula el líbido, potencia las erecciones e inducen la espermatogénesis.

Fase de meseta

Si la estimulación perdura en el tiempo, la excitación sexual continúa creciendo, aumentando la síntesis de las hormonas ya comentadas. En esta etapa, tanto hombres como mujeres empiezan a experimentar un mayor placer, por lo que dura muy poco (de segundos a minutos) y actúa como escalón para la última fase. No existe una manera de cuantificar o cerciorarse exactamente de cuándo se produce el cambio de una fase a otra.

Durante este breve periodo, la tensión muscular es tan elevada que comienzan a aparecer espasmos en diferentes zonas del cuerpo. En las mujeres el clítoris se vuelve muy sensible y comienza a retraerse en la capucha para disminuir la estimulación directa. En hombres los testículos masculinos se retiran hacia el escroto.

Fase de orgasmo

El orgasmo es la fase más corta del ciclo de respuesta sexual en humanos, pues suele durar solo unos segundos.

Las características generales son similares para hombres y mujeres. Los espasmos continúan a la vez que comienza a disiparse la tensión muscular provocando relajación. En mujeres los músculos de la vagina y el útero sufren contracciones repetidas, mientras que en el hombre, las contracciones repetidas en la base del pene provocan la eyaculación.

El orgasmo induce un aumento de adrenalina y noradrenalina, así como de prolactina, serotonina y oxitocina. Estás últimas implicadas en la inhibición de la respuesta sexual para retornar el cuerpo al punto inicial provocando sensación de saciedad.

Las mujeres tienen un orgasmo más prolongado, además de ser capaces en general de alcanzar múltiples orgasmos en un breve periodo de tiempo (si la estimulación continúa), sin necesitar repetir todo el ciclo. Esto ocurre porque no tienen periodo refractario, que se podría definir como el tiempo mínimo necesario para conseguir alcanzar la fase de excitación una vez llegados al orgasmo. En los hombres, por lo general, este periodo puede durar desde unos minutos hasta días (atendiendo a la edad del hombre entre otros factores).

Pese a toda esta información, aún nos encontramos muy lejos de entender adecuadamente las rutas de activación y funcionamiento neuroendocrino en la respuesta sexual en humanos. Este hecho no sólo dificulta entender mejor nuestro organismo en sí, sino que impide la comprensión de trastornos más complicados relacionados con disfunciones sexuales; un pilar fundamental para el autoestima y confianza de las personas como individuos o como pareja.


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Autor Víctor Pérez Asuaje

Estudiante de Grado en Biología. CEO de Hidden Nature. Socio del Centro de Investigación y Desarrollo de Recursos Científicos - Bioscripts.


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