Stephen Jay Gould y el equilibrio puntuado de la evolución

Stephen Jay Gould nació un 10 de septiembre de 1941 en la comunidad de Bayside, Queens (Nueva York), y creció en un hogar judío secular (no practicante), de ahí que toda su vida se considerase agnóstico. Sus padres le inculcaron valores progresistas, que le llevaron en la década de los 60 incluso a manifestarse en contra de locales que impedían el acceso a personas afrodescendientes. Cesó en sus manifestaciones cuando se logró cambiar la ley en pro de la igualdad. Durante toda su vida luchó activamente contra las pseudociencias y las injusticias sociales. Pero el momento crítico de su vida fue cuando sus padres lo llevaron de pequeño al Museo de Historia Natural, y se encontró por primera vez con el esqueleto inmenso del Tyrannosaurus rex, lo que decidiría su futuro como paleontólogo.

En el año 1963 se graduó en Geología y Filosofía en el Antioch College de Ohio. Era un excelente candidato para haber estudiado en la Universidad de Harvard, pero no alcanzó la plaza por unas pocas décimas. Tras sacarse el grado doble volvió a la Universidad de Columbia (Nueva York), e ingresó en el departamento de Geología del Profesor Norman D. Newell para realizar su doctorado en paleontología. Newell era un excelente paleontólogo, experto en fósiles de bivalvos, y además, trabajaba en el Museo de Historia Natural de Nueva York. Fue una influencia decisiva para Gould, que terminó sus estudios de postgrado en 1967, convirtiéndose en un importante doctor en paleontología. Tras esto, fue inmediatamente contratado por la Universidad de Harvard como profesor de geología y biología evolutiva, donde estuvo trabajando hasta el 20 de mayo del 2002, año en que una metástasis puso fin a su vida, pero no a su legado.

Gould no se caracterizó por ser solo un gran investigador, sino también un excelente divulgador. Con un h-index de 106 y más de 114.000 citas, Gould nos ha dejado una extensa, productiva y relevante obra con: 479 artículos científicos revisados por pares, 22 libros, 300 ensayos, y 101 reviews. Sus principales obras son ‘El pulgar del panda’, ‘Un dinosaurio en un pajar’, ‘La sonrisa del flamenco’ o ‘La vida maravillosa’. Entre los ensayos cabe destacar el de ‘Mickey Mouse conoce a Konrad Lorenz’, donde podemos conocer el porqué de la evolución del personaje de Mickey Mouse [Imagen 3]. Sus trabajos no dejan indiferente a nadie.

Durante su doctorado (1963-1967), un joven Gould y un becario llamado Niles Eldredge desarrollaron la teoría del equilibrio puntuado (1972),que marcaría toda la trayectoria de ambos investigadores paleontólogos. Pero para poder comprender esta teoría, tenemos que volver brevemente al ‘Origen de las especies’ de Charles Darwin (1859) y al Neodarwinismo, cuyo pilar fundamental se centraba en que la evolución de las especies se produjo de forma gradual (gradualismo filético) pero, según Darwin, no había aún suficientes evidencias en el registro fósil para corroborarlo. Gould y Eldredge estudiaron el registro fósil de trilobites del Devónico, y se dieron cuenta de que los procesos de especiación en el registro fósil se daban de forma relativamente rápida, alterando entre largos periodos de estabilidad, y momentos en los que se daban cambios repentinos, que Gould llamó equilibrio puntuado.

Antes de Gould y Eldredge, otro investigador de la Universidad de Columbia, George Gaylord Simpson, describió que en el registro paleontológico se daban cambios graduales, tal como describió Darwin y el neodarwinismo, pero también se observaban cambios rápidos y lentos en la evolución. De hecho, el equilibrio puntuado y el gradualismo filético no son mutuamente excluyentes, son totalmente compatibles con las teorías de Darwin. En contraposición, también se observó que había especies que con el paso de miles de años permanecían sin modificaciones anatómicas, como ocurre con el celacanto o el cangrejo cacerola. Este concepto de no-cambios se conoce como estasis.

La fauna cámbrica del esquisto (o mejor dicho de la lutita) de Burgess (Burgess Shale) fue descubierta en 1909. Destaca por albergar una gran riqueza en vestigios de animales invertebrados del período Cámbrico Medio (505 millones de años de antigüedad). Este yacimiento provee una imagen única de la vida oceánica, en un período en el cual las criaturas vertebradas no habían hecho todavía su aparición, y del cual no abundan los restos fósiles. Lo intrigante de este yacimiento es la presencia de criaturas que no pertenecen a ningún filo conocido en el presente. En su libro ‘Wonderful Life’ (1989) Gould describió la fauna cámbrica de Burgess Shale, destacando sus extraños diseños anatómicos, su repentina aparición y el papel que desempeñó el azar para determinar qué miembros sobrevivieron. Utilizó la fauna del Cámbrico como ejemplo del papel que desempeña la contingencia en la conformación del patrón general de la evolución. Por este tipo de casos y excepciones, a día de hoy el equilibrio puntuado está en debate, ya que hay grupos o linajes que apoyan esta teoría, y otros tantos que muestran una evolución alternativa como las ya mencionadas. Es por esto que hubo mucha polémica entre Stephen Jay Gould y Richard Dawkins, dado que este segundo no aceptaba la teoría del equilibrio puntuado, y lo llamaba “evolución para idiotas”, a lo que Gould le replicaba que lo suyo era “evolución para cretinos”. A veces la ciencia no puede evitar este tipo de encuentros, como las históricas peleas dialécticas y en un tono bastante tosco entre Isaac Newton y Gottfried Leibniz, o entre Thomas Alva Edison y Nikola Tesla. Richard Dawkins publicó algunos libros y artículos en un tono bastante agresivo contra Gould, tales como ‘The blind watchmaker’, o ‘Unweaving the rainbow’. En esta pelea dialéctica entraron otros investigadores más como Daniel Denett, Kim Sterelny, o John Maynard Smith. Esto se llamó casi cómicamente “Las guerras de Darwin”.

Sin embargo, la fama de Gould no se debe únicamente a sus teorías evolutivas. También desempeñó un papel relevante como historiador de la ciencia, y puso en evidencia varias teorías bastante asentadas por la comunidad científica en aquel entonces. Entre ellas, destacó su férrea oposición a la sociobiología. Esta teoría, que apareció a mediados del siglo XIX, estudia las bases biológicas del comportamiento de las especies animales gregarias, donde los individuos viven en comunidades. La principal crítica que hizo este investigador, fue en la aplicación de este término en la sociedad humana, además de una crítica sobre la psicología evolucionista.

Junto a todo lo mencionado, es comprensible entender que en sus ideales rechazara todo tipo de convencionalismos que objetaban que el origen de la vida debía estar justificado por algún ente religioso. Es por ello, por lo que se opuso ante las bases creacionistas indicando que la ciencia y la religión deberían acuñarse como “magisterios” independientes no complementarios (non overlapping magisteria como él decía).

En la década de los 80 Gould sufrió un cáncer de mesotelioma peritoneal, y tras dos duros años consiguió recuperarse completamente y publicó un ensayo titulado ‘La mediana no es el mensaje’, aludiendo a que los conceptos estadísticos de supervivencia referidos a pacientes, son abstracciones útiles, pero no expresan la realidad del mundo acorde a los múltiples factores que influyen sobre este. Se convirtió en un apoyo fundamental para muchos enfermos de cáncer. veinticuatro años después fue diagnosticado de adenocarcinoma metastásico de tipo IV ampliamente extendido por todo su cuerpo, y falleció en 2002 en su loft del SoHo. Como fue un personaje destacado, Los Simpsons lo inmortalizaron en dos capítulos, en los que ayudaba a Lisa a resolver el caso del fósil del Ángel. Su colega Niles Eldredge, continuó publicando trabajos ligados a la Universidad de Columbia, y trabajó como conservador del Museo de Historia Natural de Nueva York. Actualmente está jubilado, y a sus 77 años sigue siendo un importante activista por los derechos humanos, muy activo en Twitter. Sin duda se juntaron dos personas muy afines, preocupadas por la evolución de la vida, y por la deriva de la sociedad. Así, gracias a la ardua labor científica de ambos investigadores norteamericanos en la rama de la paleontología, hemos podido dar explicaciones con base científica al porqué de muchos sucesos ocurridos en la evolución, además de abandonar ideas clasistas propuestas en numerosas ocasiones, producto de la imaginación humana y la búsqueda de una justificación a las masas, con el propósito de encontrar reconocimientos y un mayor impacto en la sociedad.