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Síndrome de Williams

Síndrome de Williams

El Síndrome de Williams (SW) es un trastorno del desarrollo relativamente raro, que ocurre en 1 de cada 7.500 recién nacidos. Es causado por una pérdida de una pequeña cantidad de material genético (25-27 genes; una microdeleción) en el cromosoma 7, durante la formación de los gametos, las células sexuales que después se combinarán para formar un nuevo embrión. Esto provoca que el ser resultante se quede con una sola copia de esa región, en lugar de dos copias, afectando a la normal función y expresión de esos genes, así como de otros a lo largo del genoma. Las consecuencias son fallos en múltiples sistemas, sobre todo el cardiovascular, el sistema nervioso central, el endocrino y gastrointestinal. La mayoría de individuos con SW presentan cardiopatías (75%), siendo la más frecuente – y preocupante – la estenosis de las arterias principales, lo que a menudo requiere intervención quirúrgica muy temprana y monitorización para toda la vida. Es este el factor que más comúnmente desencadena su diagnóstico prenatal. Existe además trastornos del neurodesarrollo, resultando en un fenotipo neurológico y conductual particular: déficit cognitivo de leve a moderado (muy común aunque no siempre presente), retraso en el desarrollo psicomotor, alteración de las funciones ejecutivas (atención, memoria, resolución de problemas, etc.), dificultades de aprendizaje, tendencia a la ansiedad y una peculiar personalidad amigable y gregaria. Los individuos presentan además rasgos faciales muy típicos: iris estrellado, un estrechamiento de la frente, labios gruesos y prominentes con un mentón relativamente pequeño, nariz corta y antevertida (Inclinación hacia adelante, girando en torno a un eje transversal), mofletes marcados y algo caídos y una saliente región periorbital (alrededor de los ojos). Es frecuente la estatura baja e hipotonía general (bajo tono o debilidad muscular).

Características más comunes del Síndrome de Williams y región genómica afectada. TDAH, trastorno por déficit de atención e hiperactividad. La banda gris saliente representa la banda del brazo q del cromosoma 7 denominada 7q11.23, donde ocurre la microdeleción. Las flechas representan la organización de los varios genes identificados, con los más conocidos (e implicados en el fenotipo SW) en gris oscuro. Adaptado de Kosel y col. (2021). Silueta humana por brgfx en Freepik.

Características más comunes del Síndrome de Williams y región genómica afectada. TDAH, trastorno por déficit de atención e hiperactividad. La banda gris saliente representa la banda del brazo q del cromosoma 7 denominada 7q11.23, donde ocurre la microdeleción. Las flechas representan la organización de los varios genes identificados, con los más conocidos (e implicados en el fenotipo SW) en gris oscuro. Adaptado de Kosel y col. (2021). Silueta humana por brgfx en Freepik.

La microdeleción que causa el SW es una mutación esporádica (o de-novo), o sea, la probabilidad de una pareja sana que tenga un hijo afectado de tener otro hijo igualmente afectado es la misma que la de la población general (1:7500). Su herencia es autosómica dominante: cada individuo con SW produce 50% de gametos afectados y la probabilidad de que sus descendientes sean también afectados es del 50%. De los 25 a 27 genes afectados existen pocos estudios sobre sus funciones y consecuencias de la pérdida. Los que mejor se conocen son los genes de la elastina (ELN), una importante proteína para los tejidos musculares, vasculares y piel, cuya falta parcial lleva a menor elasticidad de los vasos sanguíneos y puede explicar problemas articulares, hernias y voz ronca; y dos factores de transcripción generales (GTF2I y GTF2IRD), importantes para la correcta producción de proteínas que regulan diferentes genes implicados en el desarrollo craneofacial y cognitivo. Se sabe que influencian también la coordinación motora. En un pequeño porcentaje de individuos con SW estos dos genes no desaparecen por lo que no muestran ni discapacidad intelectual ni la característica personalidad hipersociable de los demás afectados. El papel de otros de los genes involucrados se conoce en menor detalle pero se sabe por ejemplo que el BAZ1B tiene efectos en el desarrollo craneofacial y gastrointestinal; el LIMK1 está relacionado con habilidades visoespaciales, plasticidad sináptica y memoria, y el STX1A, regula la liberación de diferentes productos celulares, como neurotransmisores e insulina, lo que puede explicar la mayor incidencia de enfermedades neuropsiquiátricas y diabetes en estos individuos. Aún hay mucho que investigar sobre el papel de estos genes y posibles vías terapéuticas.

 

Una especie hipermusical

El título es de Oliver Sacks en su “Musicofilia: relatos de la música y del cerebro”. Algunos sufren de hiperacusia, es decir, que tienen hipersensibilidad auditiva creando intolerancia a la mayoría de los sonidos cotidianos que les rodean. La sensibilidad para la música y los sonidos captó desde temprano la atención de investigadores, ya que a pesar de sus dificultades de aprendizaje muchos son excelentes intérpretes de varios instrumentos o cantantes, a menudo capaces de improvisar canciones y letras (algo inesperado por su déficit intelectual). Son frecuentes individuos con oído absoluto (habilidad de identificar una nota por su nombre y/o de producir exactamente una nota), y todos parecen disfrutar enormemente de la música, independientemente de su talento musical. Por tanto, la música, es una potente herramienta de terapia y aprendizaje. También su vocabulario y capacidades comunicativas están más desarrolladas de lo esperado: son locuaces, expresivos, con afán por conectar y gran sensibilidad para leer las emociones de los demás. Ursula Bellugi, pionera neurocirujana cognitiva les llamó “atrapa-públicos”. Esta particular constelación de talentos y déficits cognitivos llevó al descubrimiento de que las zonas temporales y el córtex auditivo son más grandes en las personas con SW, con ricas redes neuronales, que procesan la música de forma muy diferente a los demás y con una fuerte activación de la amígdala.

Algo en común con nuestro mejor amigo: los genes que también los perros perdieron.Un descubrimiento reciente muy curioso es que la pérdida de algunos de los genes implicados en el SW, en especial los GTF2I y GTF2IRD, ocurre también en elevada frecuencia en perros domésticos (en comparación con los lobos), lo que parece tener un papel preponderante en su sociabilidad y haber sido un factor facilitador de su domesticación.


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Autor Sara Rocha

Bióloga evolutiva y madre de un sonriente niño de 20 meses con SW. Miembro de ASWE (sindromewilliams.org). Aprendiendo a vivir entre (más) diversidad funcional y al ritmo que marcan unos genes perdidos.


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