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¿Somos espejos de los demás?

¿Somos espejos de los demás?

Las neuronas espejo nos permiten imitar acciones que percibimos.

Las neuronas espejo nos permiten imitar acciones que percibimos.

¿Por qué nos resultan enternecedores los besos de las películas? ¿Cómo aprenden los niños pequeños a hablar? ¿Hay alguna explicación de la risa contagiosa? Todas estas preguntas se resuelven de la misma manera, nuestro comportamiento es un aprendizaje adquirido de imitar a nuestros semejantes.

Las responsables de este proceso son las neuronas espejo, que forman un sistema en diferentes áreas del cerebro. Gracias a ellas tenemos la capacidad de comprender e imitar las acciones de otros individuos, ya que son las principales encargadas del aprendizaje del lenguaje, la empatía y el desarrollo de tareas complejas.

Giacomo Rizzolatti y su equipo hallaron de forma fortuita las neuronas espejos mientras estudiaban el sistema de agarre en macacos. Posteriormente, dichos sistemas neuronales pudieron observarse en otros primates, siendo especialmente importante su descubrimiento en humanos.

Las investigaciones sobre las neuronas espejo comenzaron a realizarse en primates. Fueron halladas por primera vez en la corteza premotora del cerebro, más concretamente en un área conocida como F5. Esta zona posee dos tipos de neuronas visomotoras: las neuronas canónicas, que son las que reaccionan ante la presentación de un objeto; y las neuronas espejo, que son las que analizan la acción dirigida al objeto. Posteriormente se descubrió que también existían neuronas espejo en el surco temporal superior y en el área 7b del lóbulo parietal superior.  Las del surco temporal superior poseen un papel más importante en recepción de estímulos, aunque necesitan de la corteza premotora para realizar una respuesta. Las del lóbulo parietal superior tiene un importante papel en la codificación de estímulos sensoriales.

Modelo cerebral de las zonas donde encontramos neuronas espejo.

Modelo cerebral de las zonas donde encontramos neuronas espejo.

En la especie humana las cosas no difieren mucho. Encontramos neuronas espejo en diferentes zonas del cerebro encargadas del sentido de la vista y de las acciones motoras. Por ello aparecen en la zona rostral y las diferentes áreas visuales, también en diferentes áreas de plegamiento de la corteza, las circunvoluciones; la circunvolución precentral, también conocida como corteza motora primaria, que es la encargada de transmitir la información para realizar movimiento a otras zonas del cerebro; y la circunvolución prefrontal inferior, encargada de análisis visual y de respuesta a amenazas.

Conociendo estos datos no es de extrañar que en un primer momento se pensase que las neuronas espejo solo tenían un papel importante en las acciones que se apreciaban visualmente, dando lugar a la imitación y a la empatía. En lo referente al lenguaje, su implicación se limitaba a la imitación de los movimientos faciales de nuestros semejantes. Posteriormente también se descubrieron neuronas espejo en el área de Broca, zona del cerebro encargada del lenguaje. Se dedujo entonces que no solo se trata de una imitación de lo que vemos, sino que otros sentidos también pueden verse implicados. Al igual que copiamos los gestos de nuestros semejantes, aprendemos a hablar y comprendemos palabras porque nuestro lenguaje también es un reflejo de nuestro entorno.

Aunque en su  distribución en el cerebro la cosa cambia mucho, encontramos una importante diferencia en primates y en humanos. Mientras que en primates las neuronas espejo solo se activan cuando ven una acción realizada con una finalidad, en seres humanos reaccionan incluso cuando lo que percibimos se trata de una imitación o de una broma. Ésto puede deberse a que aunque en un principio las neuronas espejo fueron seleccionadas evolutivamente para el aprendizaje, pero acabaron convertidas en una importante herramienta de comprensión social. Las pantomimas y las bromas forman parte de nuestra manera de relacionarnos con el entorno.

En la especie humana nos encontramos con una serie de enfermedades neurológicas, recogidas dentro de lo que se conoce como trastorno del espectro autista (TEA), de las cuales no se conoce muy bien la causa. Las personas con dichos trastornos tienen graves problemas en la comunicación, así como dificultades a la hora de establecer relaciones sociales. Actualmente se estudia que el TEA pudiese tener relación con las neuronas espejo y su funcionamiento errático, ya que les impediría el aprendizaje por imitación y un correcto desarrollo de un comportamiento social.

¿Hasta dónde llega su potencial? Aunque no son pocos los aspectos del comportamiento en los que participan las neuronas espejo, actualmente se desconoce la totalidad de procesos en los que influyen. Muchas de nuestras reacciones ante los sucesos son aprendidas de nuestros semejantes. Aprendemos a detectar y expresar emociones negativas, como son el asco y el dolor, o positivas, como la felicidad, para hacer a los demás partícipes de ello. No obstante, las neuronas espejo solo son una herramienta de aprendizaje y comprensión social. Nuestro comportamiento, aunque puede partir de esa base, va mucho más allá.

 


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Autor Lourdes Verdugo Molina

Estudiante de Grado en Biología. Tiene experiencia como actriz en diversos grupos de teatro a nivel semiprofesional. Escritora de novelas con una obra publicada. Realizó varios cursos de escritura creativa. Scout con experiencia en el conocimiento del medio natural.


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