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Etnobotánica, hinojo y flatulencias: un problema cosmopolita

Etnobotánica, hinojo y flatulencias: un problema cosmopolita

La interacción entre el ser humano y las plantas, para obtener los primeros un beneficio, es lo que se conoce en griego como “εθνος βοτάνη”, o dicho en castellano, etnobotánica. Dentro de este concepto, se engloba no solamente el aprovechamiento de las plantas con fines medicinales, sino también para fabricar utensilios, vestimentas, o incluso formar parte de las estructuras de las viviendas.

He-Gassen (屁 合 戦), también conocida como “la guerra de los pedos” del periodo japonés Edo (1603-1868)*

He-Gassen (屁 合 戦), también conocida como “la guerra de los pedos” del periodo japonés Edo (1603-1868)*

Se considera históricamente al médico griego Pedanius Dioscórides como el padre de la etnobotánica, o en otras palabras, de la farmacopea. Su libro de cinco tomos titulado “De materia medica” (Περὶ ὕλης ἰατρικῆς), recoge gran parte del conocimiento existente en esta materia hasta el siglo 70 d.C., y sorprendentemente, fue la única guía de plantas medicinales usada en Universidades y hospitales hasta el año 1500 d.C. A partir de esa época, se regresó al muestreo de campo, para aumentar las lindes de las bases de datos sobre el conocimiento de las plantas y sus usos; y con ello el devenir de muchos autores destacados como Fuchs, Bingen, Ray, Linneo, Cartier, etc.; la mayoría de ellos botanistas de reconocido prestigio. Sin ir más lejos, Carl Von Linnaeus, mayormente conocido como Linneo, en su obra de 1753 “Species plantarum” simplificó el sistema polinomial de nomenclatura de especies de entonces, proponiendo el actual sistema de nomenclatura binomial, por el cual hoy día una especie como “Plantago media”, no tiene que conocerse como “Plantago foliis ovato-lanceolatus pubescentibus, spica cylindrica, scapo tereti”, simplificando drásticamente el esfuerzo a realizar para nombrar especies y sus usos. Años más tarde, y con el descubrimiento del nuevo mundo, las expediciones de Alexander Von Humboldt, Capitán Cook, o incluso el propio Linneo, aumentaron de forma significativa la base de datos de plantas y sus usos; y de esa forma, llegamos hasta hoy día, momento en el que ese conocimiento, sigue siendo relevante, por ejemplo en farmacología, en la búsqueda de principios activos específicos para según qué enfermedad o afección.

Hay una dolencia que nos afecta a todos por igual, ya sean animales o seres humanos, que no entiende de épocas pasadas o futuras, ni de posición económica o estatus social;  y estas son las flatulencias. Las flatulencias no son más que una distensión del estómago o los intestinos debido a la acumulación masiva de gases en ellos, lo cual provoca dolor y puede dar lugar a náuseas, vómitos y retortijones. Dependiendo de su origen son de liberación vía oral (vulgarmente conocido como flatos o eructos) o vía anal (vulgarmente conocido como gases, pedos, rufos o ventosidades). El ser humano durante la historia, para luchar contra estos síntomas, ha recurrido a la etnobotánica, y nosotros nos vamos a centrar en una especie en concreto que tenemos a nuestro alrededor: El hinojo (Foeniculum vulgare Mill.).

Hinojo, Foeniculum vulgare Mill.

Hinojo, Foeniculum vulgare Mill.

El hinojo es una planta silvestre herbácea, perteneciente a la familia de las Umbelíferas, también conocida como familia Apiáceas, y que es encontrada y usada en las zonas ribereñas del Mar Mediterráneo desde la época egipcia, ya que tiene allí su centro de origen. Las primeras informaciones que se poseen en relación al hinojo hablan de su uso en Egipto hace más de 3.000 años como remedio para las malas digestiones. Un texto de medicina egipcia del siglo II a.C. contiene una receta de un plato gastronómico especial para los que sufren del estómago y reza así: “…carne de paloma y ganso, habas, trigo, achicoria, e hinojo…”.

Además existe una antigua tradición india que lo califica como “la perla de los afrodisíacos”, siendo el ingrediente principal de pócimas y mejunjes supuestamente excitantes. Esta misma tradición afrodisíaca, tuvo continuación durante los siglos de dominación romana de la Europa Mediterránea (IV a.C. -IV d.C.), combinando su uso con otras especias y hierbas aromáticas tales como: pimienta, jengibre, anís estrellado, cilantro, azafrán, cardamomo, ajenjo, sésamo, albahaca, ruda y enebro. Incluso se piensa, que sería durante esta etapa de la historia, cuando comenzó a utilizarse el hinojo como alimento, aromatizando salsas de carnes con sus semillas, y consumiendo al natural los brotes frescos.

He-Gassen (屁 合 戦)*

He-Gassen (屁 合 戦)*

Muchas propiedades medicinales son atribuidas al hinojo silvestre desde la antigüedad por Galeno y Dioscórides, utilizándose en tisanas y decocciones de hojas, frutos y raíces. Entre otras encontramos propiedades: antiescorbúticas, antiespasmódicas (disminuye los espasmos digestivos), aromáticas, diuréticas, emenagogas (promueve la menstruación), expectorantes, galactogogas (promueve la producción de leche materna y aumenta su sabor), purgante, vermífuga (favorece la eliminación de lombrices) y vulneraria (ayuda a cicatrizar las heridas). Por otro lado, en los países mediterráneos, se realizaba una costumbre de origen medieval, relacionada con supuestas propiedades mágicas del hinojo y que dice así:

Durante la víspera del solsticio de verano, un manojo de hinojo era colgado de las puertas de las casas, con la convicción de ahuyentar a los malos espíritus.

En la Escuela Médica Salernitana (alrededor del siglo XII), se codificaron Las Reglas Salernitanas Saludables (Regimen Sanitatis salernitanum), que establecen de forma inequívoca, la efectividad de las semillas de hinojo contra los problemas intestinales, y dice así: “Semen foeniculi fugat spiracula culi“, que significa más o menos que “las semillas de hinojo los envía (los gases) a los orificios de salida en el culo”; o como lo traduce Pietro Magenta en el Siglo XIX: “Las semillas de hinojo cocidas ventosean por el ano”. Pero la utilidad del hinojo para reducir las flatulencias, no quedó relegada sólo al uso humano, dado que también se habría reportado en el siglo XIV su aplicación para aliviar los dolores de gases en caballos. De esta manera, Pietro de Crescenzi, recomienda en su Libro de los beneficios rurales (Liber ruralium commodorum) lo siguiente:

El agua donde se cocina el comino y las semillas de hinojo, han de aplicarse por la misma parte y en buena cantidad, para calmarle los dolores del vientre al caballo, que están causados por las ventosidades

Y es que, aunque no lo parezca, no hay nada más cotidiano y más mundano que los problemas derivados de los gases, tanto por sus implicaciones sociales, como por su problemática fisiológica (al ser excesivos o por no poder expelerse correctamente), como por las implicaciones ambientales. Como ejemplo ilustrativo de esto último, debemos saber que el 18% de las emisiones de gases responsables del efecto invernadero a nivel mundial proceden de las flatulencias provenientes de la ganadería. Por otro lado, según el Instituto Nacional de Salud Digestiva y Diabetes de Estados Unidos, la mayoría de las personas liberamos entre 0,5 a 2 litros de ventosidades al día, es decir, entre 7 y 20 ventosidades diarias, 2.900 al año, y 220.000 a lo largo de nuestra vida (en condiciones normales). Estos gases provienen de los procesos digestivos, en los que las bacterias anaerobias, fermentan los alimentos procesados liberando gases tales como: metano (CH4, Bacterias metanógenas), hidrógeno (H2, bacterias hidrogenógenas), H2S, O2, y CO2; este último producido por:

  1. El tamponamiento de los ácidos estomacales
  2. El abuso excesivo de bebidas carbonatadas.

La suma de CH4, H2 y H2S, conforma en proporción las ¾ partes del total de los gases expelidos, y el equilibrio entre estos gases es lo que determina el olor de dichas flatulencias.

Recientemente se ha descubierto una bacteria intestinal llamada Bilophila wadsworthia, presente en los intestinos de todos aquellos sujetos con flatulencias y dolor por inflamación, estando ausente en aquellos individuos, que tienen gases pero no refieren dolor, aportando de esta forma un poco de luz a las dudas de porqué a algunos sujetos, los gases les provocan dolor, y a otros sujetos no. Otro estudio del año 2014 correlaciona el tipo de microbiota intestinal con diferentes grados de desarrollo de la materia cerebral (blanca y gris), que tienen que ver con la respuesta a estreses, la asunción de riesgos y otros comportamientos, aunque no queda claro si es la microbiota la que afecta al desarrollo cerebral, o viceversa.

Este tema de las flatulencias es como para ponerse serio ¿o no?

*Imágenes digitalizadas por la Biblioteca de la Universidad de Waseda, Japón.


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Autor Juan de Dios Franco Navarro

Biólogo científico doctorando en IRNAS-CSIC, padre de dos preciosas niñas, y mecenas de #LaCafetera, #HiddenNature, #Astrobitacora y #NoviembreNocturno


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