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Nueva distribución microbiana frente al cambio climático

Nueva distribución microbiana frente al cambio climático

África es la  principal zona de transmisión de la malaria.

África es la  principal zona de transmisión de la malaria.

Seguro que estás cansado de oír continuamente hablar sobre el cambio climático y los principales efectos que provoca en nuestro planeta, como la subida de las temperaturas; sequías; extinción de especies; derretimiento de los polos, entre otras. Todo ello asociado al mundo macroscópico (aquel que tenemos la capacidad de ver directamente con nuestros ojos sin requerir de medios especiales), sin embargo, ¿has pensado cómo el cambio climático afecta sobre el mundo microbiológico y su capacidad invasiva?

En primer lugar, podemos confirmar que la temperatura media del planeta está en ascenso y que esta será su línea de tendencia si no nos comprometemos a cambiarlo. Concretamente, la media se sitúa en torno a los 1,4ºC según las últimas investigaciones realizadas por la NASA. Este dato puede parecer un cambio menor, pero a nivel global producen grandes efectos. Entre otras razones, porque se están alterando las condiciones ambientales que definen a cada continente e impiden que las especies que los habitan encuentren sus requisitos óptimos de desarrollo, dando lugar a su extinción o a la necesidad de desplazarse. Pues esto mismo es lo que  ocurre en el mundo bacteriano. Para entender este fenómeno, podemos poner como ejemplo el caso del protista Plasmodium falciparum causante de la malaria. Ésta se desarrolla en la zona África, Asia y América situadas entre los trópicos de Cáncer y Capricornio. Una de los motivos de su localización en estos lugares es la alta estabilidad que presentan sus patrones de temperatura, lluvia y humedad, lo que permite el crecimiento y maduración del protista dentro de su huésped.

Áreas de mayor actividad de la malaria en 2015 representadas por The International Centers of Excellence for Malaria Research (ICEMR). Los puntos verdes indican la predominancia de la especie Plasmodium falciparum.

Áreas de mayor actividad de la malaria en 2015 representadas por The International Centers of Excellence for Malaria Research (ICEMR). Los puntos verdes indican la predominancia de la especie Plasmodium falciparum.

Se trata de una protista que requiere de otro ser vivo para transmitirse, al que se conoce comúnmente con el nombre de “organismo vector”. Para este caso, el vector lo constituirá el mosquito hembra del género Anopheles, que tras picar al humano y succionar sangre para madurar sus huevos, lo infectará con el protista, pudiendo provocar la muerte del individuo hospedador.

El riesgo de infección de esta enfermedad, va a estar condicionado por tres factores: la receptividad, que se observa a partir de la presencia y abundancia del vector sobre un área determinada; la infectividad, siendo la capacidad para residir dentro del vector; y la vulnerabilidad, que se mide a partir de la población humana portadora.

El mayor número de brotes de malaria se registran en el continente africano, pero en la última década se han observado un incremento del número de infectados a latitudes superiores a los trópicos. Este aumento viene propiciado por la disminución de precipitaciones y el aumento de temperatura y humedad en dichas zonas. Esto favorece que el mosquito encuentre una zona estable en la que crecer, trayendo consigo al protista y favoreciendo su transmisión. A ello también contribuye el incremento de las migraciones humanas.

En España, la malaria llegó a considerarse como enfermedad erradicada en 1.964, aunque diversos autores coinciden en mantener el estado de vigilancia continuo sobre este protista por la expansión geográfica que presenta su vector y el agravamiento del cambio climático,  ya que existe un gran número de  mosquitos pertenecientes al género Anopheles, como A. atroparvus que podrían dar lugar a la aparición de nuevos brotes de la enfermedad.

El mosquito del género Anopheles como vector de la malaria.

El mosquito del género Anopheles como vector de la malaria.

En conclusión, estamos llevando al planeta a una situación de descontrol en la que las características exclusivas de cada continente están siendo replicadas en otras zonas del planeta. Esto no origina más que la extinción o desplazamiento de las especies autóctonas y su sustitución por otras exóticas que explotarán el ecosistema. También supondrá la llegada de especies parásitas, y con ellas de protistas, que acaban encontrando en estos lugares alterados la climatización necesaria para su desarrollo.

 


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Autor Carlos Jesús Pérez Márquez

Estudiante de Grado en Biología. Apasionado de la microbiología y lo que no está al alcance de nuestra vista. Todo ello combinado con vida diaria saludable y guiada por la música.


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