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Si eres excesivamente pequeño… ¡el tamaño importa!

Si eres excesivamente pequeño… ¡el tamaño importa!

Las diatomeas son un grupo de algas unicelulares que comprende más de 20.000 especies, siendo uno de los componentes más importantes del fitoplancton tanto en hábitats marinos como dulceacuícolas. Presentan una gran diversidad de apariencias; pueden ser cocales(1) o pueden estar agrupadas en cenobios(2), que muestran forma de cadena o abanico. La mayoría de las especies son planctónicas, aunque algunas pueden desarrollarse de manera epífita; encima de otra planta o alga.

Esta clase de algas presenta como característica principal la posesión de un caparazón denominado frústulo, que está formado por sílice opalino cristalizado. Cada frústulo está formado por dos mitades llamadas valvas que encajan entre sí. Dependiendo de la posición que ocupen las valvas podemos encontrar: la epiteca, que funciona a modo de “tapa para la caja” y, la hipoteca, de menor tamaño, que se sitúa enfrentada a la anterior.

Forma más o menos esférica.

Forma más o menos esférica.

Como se puede apreciar en las imágenes, estamos hablando de un grupo muy variado, pero las diatomeas se pueden dividir en dos tipos. Esta división depende de la simetría del frústulo y de otras características como la reproducción y la ecología. Así, se agrupan en: diatomeas pennales y diatomeas centrales. Estas últimas, a pesar de ser más primitivas que las pennales, presentan un tipo de reproducción sexual muy curioso, ya que no es común que organismos unicelulares presenten oogamia, un tipo de reproducción donde un gameto masculino pequeño y muy móvil (espermatozoide), fecunda a un gameto femenino de gran tamaño en comparación e inmóvil (oosfera).

Las centrales serán nuestras protagonistas. Tienen valvas de contorno circular o triangular, y presentan simetría radial. Son inmóviles y la mayoría de ellas viven en hábitats marinos, ocupando un importante lugar como productores primarios en agua salada.

En diatomeas, la forma más corriente de reproducción es la multiplicación vegetativa. Tras varias biparticiones sucesivas, las células de una de las líneas de descendencia empequeñecen progresivamente. Esto se debe a que cada una de las células hijas hereda una valva de la madre y forma una segunda: la heredada siempre funcionará como epiteca, es decir que, aquella hija que ha heredado la hipoteca la usará como epiteca y reconstruirá la valva complementaria. De esta forma, su tamaño se verá reducido respecto a su hermana, ya que como se mencionó anteriormente, la hipoteca es más pequeña.

Al final, la línea que se va empequeñeciendo alcanza un tamaño crítico, de manera que no puede seguir dividiéndose de forma asexual. Aunque esta reducción tenga lugar en la mayoría de especies, algunas consiguen mantener un tamaño constante. Esto se debe a que pasan un tiempo indefinido de división vegetativa.

Colonia de algas o protozoos cuyas células proceden de la bipartición de una inicial y cuya forma es determinada y constante para cada especie

Colonia de algas o protozoos cuyas células proceden de la bipartición de una inicial y cuya forma es determinada y constante para cada especie

Llegados a este punto, nos centraremos en la reproducción tan inusual que siguen las diatomeas centrales. Se dice que su ciclo de vida es monogenético (ya que tan solo se da una sola generación, que es la productora de gametos) y diplofásico (debido a que existe una única fase nuclear, la diploide).

Tras llegar al tamaño crítico, los gametofitos masculinos sufren varias divisiones mitóticas que generan un conjunto de células espermatógenas diploides en el interior del frústulo denominadas microsporas. En diatomeas centrales, hay dos métodos para la formación de espermatozoides dependiendo de si se usa la microscopora al completo (hológeno) o si degeneran la masa de citoplasma vestigial que incluye los cloroplastos (merógeno).

La célula determinada como femenina, que actúa como gametófito y gametangio femenino, produce una meiosis que da lugar a dos células haploides binucleadas. En cada una de estas meiosis, uno de estos núcleos degenera, formando las llamadas oosferas, gametos femeninos desprovistos de flagelos. Tras la apertura de las valvas, las oosferas quedan en libertad de tal forma que puedan ser fecundadas por los espermatozoides a través de una oogamia externa, ya que han ido nadando hacia ellas. De esta manera se forma un cigoto diploide que se rodea de una envoltura constituida por pectinas denominada perizonio. Este zigoto aumenta su volumen hasta alcanzar entre el doble y el cuádruple del tamaño inicial en el momento de su germinación, pasando a ser llamado auxozigoto. Tras alcanzar este estado, en el perizonio se forman unas nuevas valvas de sílice.

Estas diminutas algas tienen innumerables aplicaciones para los humanos, hoy en día se utilizan en campos muy diferentes debido a su versatilidad. La tierra de diatomeas ganó fama especialmente tras la invención de la dinamita, debido a que Nobel la utilizó para estabilizar la nitroglicerina. Este material no es más que rocas formadas por el gran conjunto de frústulos silíceos dejados por antiguas diatomeas, ya que estos organismos llevan existiendo desde el Jurásico.

Sus usos no se han limitado al mundo de los explosivos; actualmente las diatomeas se utilizan como filtros (para eliminar microorganismos de piscinas y en la industria alimentaria), como abrasivo en el pulimiento de metales como la plata, como materia prima para componentes nanotecnológicos, como bioindicadores de buena salud en ecosistemas acuáticos… ¡incluso fueron utilizadas en dentríficos a finales del siglo XIX!


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Autor Sofía Ruiz de Velasco

Alumna de Biología en la Universidad de Sevilla, en continuo aprendizaje. Proto-bióloga marina apasionada de la biología de las invasiones y admiradora de la divulgación..


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